el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 16 de julio de 2010

16/ 07: PERRAMUS Vol.4


En el Olimpo de la historieta argentina, alla donde reina hace más de 50 años el Eternauta, hasta el más bravo integrante de nuestro panteón comiquero tiembla cada vez que alguien se calza un Perramus. La obra magna de Juan Sasturain y Alberto Breccia es –entre otras cosas- la única historieta en ganar un premio de Amnesty International. Y también una de las dos o tres mejores historietas argentinas de la gloriosa década del ´80.
Desde sus orígenes en 1981, cuando Sasturain, hasta entonces con cero trayectoria como guionista, accede a escribir una historieta para que la dibujara el Viejo, Perramus recorrió un camino no muy largo (apenas ocho años) pero sí bastante sinuoso. Empezó a realizarse cuando la dictadura militar todavía estaba al frente del gobierno de nuestro país y así de dark resultó el primer libro (El Piloto del Olvido). En el segundo (El Alma de la Ciudad), ya escrito en democracia, asoma un rayito de esperanza. El tercer arco (La Isla del Guano) ya se va bastante al carajo: arranca cuando Borges recibe el Premio Nobel de Literatura y continúa en una seguidilla de peripecias ya cercanas al realismo mágico (una lluvia de mierda, por ejemplo). Los diálogos tienen más chistes (aunque no se trata de una obra liviana, ni mucho menos) y menos referencias culturales y abunda la chicana política.
Diente por Diente, el cuarto y último arco, es una aventura más convencional, o por lo menos menos heavy. Además, es la más argentina de todas: arranca 26 meses después de la saga anterior, en el bar La Academia, y contiene apariciones o menciones al diario Clarín, María Kodama, Osvaldo Pugliese, la Guerra de Malvinas y a muchísimos tangos de Gardel, ya que todo gira en torno a la sonrisa del Zorzal. Los Mariscales ya son un triste recuerdo y Santa María ahora se llama Buenos Aires. También aparecen Fidel Castro, Frank Sinatra y Gabriel García Márquez (envueltos en situaciones que muchas veces desembocan en el grotesco o en lo desopilante), pero esta vez, el grueso de la acción lo llevan adelante Perramus, Canelones, el Enemigo y Borges.
Finalizado en 1989, este es el tomo más raro. El guionista vivía en España y el dibujante en Haedo, y se nota una cierta desconexión. Hasta el propio Sasturain subraya la contradicción, el desfasaje entre una historia que tenía mucho de comedia, con notables hallazgos en el campo del humor (elemento siempre presente en las novelas y cuentos de Sasturain) y el dibujo de Breccia, siempre pesado y sombrío. El guión y el dibujo parecen querer proponernos climas distintos, algo potencialmente peligrosísimo en un comic, pero –no me pregunten cómo- acá la mezcla funciona. No me costaría nada imaginarme ese guión dibujado por Fontanarrosa, por ejemplo. Pero no quiero, porque lo que hace Breccia con las tintas, las aguadas, los collages y los recortes es sublime, más allá de que se ajuste más o menos a la onda del relato.
Y cuando se terminó Perramus (con esa última secuencia en la el protagonista intercambia con Borges diálogos ingeniosos, citas literarias y un guiño final al lector, como amagando con romper la cuarta pared e irse a través de ella), quedó un suculento caldo de metáforas y referencias a la política y la cultura argentina de los ‘80 (que es el que nutre a la gran mayoría de los estudios sobre esta serie, vengan de respetados especialistas o de trabajos prácticos para alguna materia de Ciencias de la Comunicación). Y además quedó la aventura, plasmada en una obra descomunalmente bella, con textos y dibujos que trascienden su contexto con obscena amplitud y cuya insoslayable “argentinidad” no pareció incomodar a los lectores del resto del mundo (digo, para los que se cuidan de ambientar sus historietas en Nueva York, Tokio o Júpiter, pero jamás en Rivadavia y San Pedrito). Algo similar pasó con El Eternauta, con la diferencia de que Perramus, además, cosechó una docena de premios internacionales.
No hace falta decir que el hueco que dejó Perramus es imposible de llenar. Ni tampoco que estamos frente a una obra imposible de olvidar, de esas que se dan muy de vez en cuando, cuando dos monstruos se dan la mano y deciden ponerse los impermeables largos...

4 comentarios:

oenlao dijo...

ayer estaba pensando en esto....

Julio dijo...

Te offtopiqueo un segundo para preguntar: Hay edicion del Eternauta en inglés?

Andres Accorsi dijo...

No, Julio. Nuestro clásico de clásicos sigue inédito en la lengua de Shakespeare y Alan Moore.

Marcelo Di Lisio dijo...

Hola Andrés. ¿Sabés si "El piloto del olvido" tiene edición que no sea la de Fierro? ¿Y "El alma de la ciudad" se editó en libro?