el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 5 de noviembre de 2010

05/ 11: SHOWCASE PRESENTS DOOM PATROL Vol.2


Ah, la Silver Age! Cuánta gente limada junta, en apenas dos editoriales… Acá tenemos el mítico final de la Doom Patrol clásica, que en ningún momento se ve venir. Arnold Drake y Bruno Premiani (creadores y autores de TODOS los números de la serie) venían rumbeando para un cierto punto, y de la nada, un volantazo (relativamente justificado) los lleva a esa secuencia final, en la que Larry, Cliff, Rita y el Jefe se sacrifican por un pueblo y mueren. Unos años, nomás, porque esto es DC. Pero mueren posta y me imagino el impacto que habrá producido leer eso en los chicos que para 1968 seguían con fervor a estos héroes. Inverosímil y todo, aún con sus ribetes trágicos no del todo subrayados, ese final es el que le da visos míticos a esta serie. Si al final los héroes no morían, no hay mucha explicación para la pasión con la que años más tarde otros tipos como Paul Kuppeberg o Marv Wolfman se esforzarían para volver a insertar en el Universo DC a esta bandita de freaks.
El resto de las aventuras son demasiado predecibles: monstruos gigantes (porque le tenían que hacer el aguante a Elasti-Girl, que se hacía gigante), conquistadores alienígenas por docenas (sacaban número, los chabones, a ver a quién le tocaba invadir la Tierra ese mes) y cada tanto alguna saguita contra el clásico rival, la Brotherhood of Evil (sin Mutants). Ahí están generalmente las mejores aventuras, y se pone lindo también el sub-plot en el que Drake desarrolla el romance entre el Jefe y Madame Rouge, con la posibilidad de redención para la villana. Y el otro muy buen sub-plot es el de la disputa legal por la tenencia de Gar Logan (Beast Boy, o Changeling) y los intentos de Rita y su marido (Steve Dayton) por exponer los chanchullos de Nicholas Galtry, el inescrupuloso tutor del joven (y verde) millonario.
Todo esto complementado con buenos diálogos (cada vez que hablan Beast Boy o Robotman se te dibuja una sonrisa) y plots en los que pasaban miles de cosas por episodio. Lo que Drake ponía en cualquier aventura de 24 páginas de la Doom Patrol, hoy es –por lo menos- una saga de seis episodios. Pero claro, los villanos tenían poquísima onda, las luchas se hacían largas y reiterativas y la serie tenía poca dirección, más allá de cómo carajo se las ingeniarían los buenos para ganarle a los malos de turno. En esas luchas anodinas, en esos villanos con escasa onda, Drake también mandaba conceptos bizarros y estrambóticos, de modo que –si tratás de analizar la dinámica de la serie con alguna lógica- terminás como Grant Morrison, encontrándole el lado totalmente surreal, aunque sin peleas con entidades conceptuales choreadas de cuentos de Borges.
Por el lado del dibujo tenemos a Bruno Premiani, italiano radicado en Argentina, un tipo demasiado correcto para un comic que pretendía impactar por lo bizarro y lo grandilocuente de sus historias. Premiani era un clon correcto de Alex Raymond, fino, elegante, especialmente dotado para las adaptaciones de clásicos de la literatura (eso hizo muchos años para editoriales argentas antes de pasarse a DC) y para la historieta romántica. Pero se nota que le costaba la machaca, que no se sentía cómodo dibujando batallas entre freaks con poderes y robots o aliens gigantes. En esas secuencias, la sobriedad y la falta de estridencia se vuelven un handicap, un impedimento a la hora de emocionar al lector. Recién en los últimos episodios, empieza a dibujar más suelto, con un trazo menos académico y más dinámico, y con menos cuadros por página. Pero durante casi todo el tomo, lo vemos brillar en las escenas intimistas y más “reales” y remar muy de atrás cuando los guiones le pedían grandilocuencia y explosión. O sea, Premiani era el Jack Kirby de la Tierra Bizarro.
Este Showcase, entonces, se suma a los que se puede tener como pieza arqueológica, para estudiarlo más que para disfrutarlo. No es una bosta ni mucho menos, pero no se parece casi nada a ningún buen comic de superhéroes contemporáneo, ni de los ´80, ni de los ´70. Esto era “uncanny” de verdad.

3 comentarios:

Patricio dijo...

Muy buena reseña Andrés. La verdad es que la Doom Patrol de Morrison me encantaba, y si bien no leí mucho de esta etapa clásíca, apenas 3 o 4 números, los personajes conflictuados que creo Drake, mas algunos enemigos ,como La Brotherhood of Evil, con Monseiur Mallah y Brain incluidos, son bastante grossos. Me parece que si bien hoy se escribe mejor este tipo de comics, no se inventan personajes nuevos de las dimensiones de estos u otros clásicos en general, Sandman vendría a ser una de las pocas excepciónes en esa tendencia. Y Drake realmente se salió con la suya, no creo que la haya sido muy fácil matar a la Doom Patrol, en esa epoca , porque podían cancelar la serie , a la que no le iba bien en ventas y dejar a estos personajes en el Limbo o como secundarios sin colección.

Por último una pregunta que paso con Rita Farr revivió o no ?

quique alcatena dijo...

Andrés, en mi opinión, es precisamente lo que vos señalás como handicap o impedimento en lo que al trabajo de Premiani se refiere, es lo que le da a la vieja Doom Patrol esa atmósfera tan particular y distintiva. Justamente porque se apartaba de los lugares comunes del dibujo de superhéroes, es que sobresale la labor de Premiani.

Andres Accorsi dijo...

REsponder si Rita revivió o no es tener que escribir un artículo más largo que la reseña, porque los manoseos a los que fue sometida la continuidad de la DP en las últimas dos décadas son tan intrincados como grotescos.
Te la respondo sencillo: el la DP actual (la que escribe Keith Giffen y está más que interesante), Rita Farr está.