el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 15 de mayo de 2011

15/ 05: EX MACHINA Vol.3


Qué loco que desde que empecé este blog no haya leído ningún tomo de esta serie… La tengo tan presente como si hubiese leído el Vol.2 la semana pasada y no: hace no menos de 500 días que no toco un tomo de Ex Machina. Ahora tengo varios TPBs acovachados, así que seguro que en los próximos meses va a aparecer a menudo por acá.
No creo que haga falta presentarla, pero por las dudas, Ex Machina es una serie creada por Brian K. Vaughan y Tony Harris para el extinto sello Wildstorm que se publicó entre 2004 y 2010, y contó con 50 números y 4 especiales. El protagonista es Mitchell Hundred, el Jefe de Gobierno de New York, que alguna vez fuera superhéroe, bajo la identidad de Great Machine. Hundred tiene el superpoder de controlar a las máquinas y gracias a su valiente accionar, una de las Torres Gemelas sobrevivió al supuesto ataque de Al-Qaeda del 11/9 de 2001. Desde ese momento, Hundred amasó tanta chapa, que se postuló para intendente y ganó por afano. Y ahí, cuando colgó el traje de superhéroe y se puso el de Jefe de Gobierno, empezaron sus verdaderos problemas.
Ex Machina no reniega de los superpoderes de Hundred (de hecho, uno de los principales sub-plots de estos primeros tomos tienen que ver con cómo obtuvo Mitchell sus habilidades paranormales), pero pone el énfasis en el otro poder, en el que le confieren los votos que sacó para gobernar una ciudad siempre conflictiva como la Gran Manzana. Estamos ante un comic que trata, básicamente, de política. Y eso lo hace sumamente interesante.
Brian Vaughan pone a un ex-superhéroe a pelear contra amenazas poco frecuentes para los justicieros enmascarados: hospitales, escuelas, impuestos, inseguridad, obras públicas, ley de matrimonio igualitario… Mitchell Hundred va a tener que aguzar de su ingenio, su carisma y su cintura para la runfla, por supuesto rodeado de un elenco de asesores y secretarios a los que Vaughan dota de personalidades complejas y atractivas. Pero claro, son políticos. Hundred no. Es apenas un ingeniero que leyó muchos comics de superhéroes y que aprendió a cachetazos el viejo adagio del poder y la responsabilidad que acuñara Stan Lee en los ´60. Ahí ya hay materia prima para un contraste sustancioso. Pero falta otra parte del elenco, los amigos de Hundred que lo bancaron durante el tiempo en que fue Great Machine, el único superhéroe del mundo. Y la madre de Mitchell, que aparece por primera vez en este tomo y pinta para tener un rol destacado en los próximos. Y las minitas, porque Hundred es soltero (algunos sospechan que es gay) y el cargo que ocupa en New York lo convierte en una presa codiciada por más de una mujer con ganas de salir en las tapas de las revistas. Los personajes copados son muchos, pero el protagonismo rara vez se hace coral. El peso de las tramas recae siempre en Mitchell Hundred y al resto del elenco se lo ve de vez en cuando, no hay demasiado espacio para explorar a fondo a ninguno de ellos, por lo menos hasta ahora.
Por supuesto, se trata de un comic muy hablado, y ahí Vaughan saca una enorme diferencia, porque puebla las páginas con unos diálogos afiladísimos entre estos maestros del chamuyo que, cuando se cruzan, se sacan chispas. En este tomo hay un poquito más de acción que en los anteriores (porque aparece un nuevo justiciero enmascarado), pero en general, la resolución de los conflictos no llega por esa vía.
A cargo del dibujo tenemos al maestro Tony Harris, en un estilo menos oscuro y menos cargado que el que descubrimos en Starman, The Liberty Files u Obergeist. Este es un Harris más claro, más transparente, más realista y con más trabajo con modelos que posan para sus viñetas. Seguro que muchos fondos provienen también de la referencia fotográfica, pero Harris los incorpora a la página con gran criterio, con mucho laburo para que personajes y decorados estén perfectamente integrados, y lo más importante: que no se vean estáticos. Como en sus trabajos anteriores, Harris maneja a la perfección los climas y sorprende todo el tiempo con las expresiones faciales. Y cuando aparece la acción (sobre todo en los flashbacks que nos muestran a Great Machine), sale a matar, con el cuchillo entre los dientes.
Ex Machina se cansó de ganar premios y es –junto a Y, the Last Man- una de las series que puso a Vaughan en la lista de los autores imprescindibles de la década pasada. Y la verdad es que toda la chapa y el reconocimiento acumulados se justifican plenamente al leer las historietas. Esto no se parece a nada y encima está muy, pero muy bueno. Y acá vendría un chiste con otro ingeniero convertido en Jefe de Gobierno de una ciudad enorme y conflictiva, pero no quiero manchar el buen nombre y honor de Mitchell Hundred mencionándolo en la misma frase que a ese mentiroso PROfesional, que de heroico no tiene absolutamente nada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Noooo, no me compares a Mitchell con Mauricio por favor!. Por lo demas coincido con vos, es una serie de primer nivel, con un planteo original (a pesar de lo que digan los hermanos Wachowski) y unos dibujos de la hostia. Yo estoy leyendo las ediciones de tapa dura que compilan de 10 a 12 numeros, y te digo que algunos personajes secundarios van ganado mas relevancia con el pasar del tiempo. No se porque, pero la veo con grandes chances de convertirse en pelicula con actores (no animacion). ¿vos como la ves...?
PD: Kremlin es lo más!!!!

Andres Accorsi dijo...

Eh... yo la veo como historieta. Lo que menos me calienta en el mundo es que algún visionario de Hollywood quiera hacer con esta serie lo que esta serie no es. Peli animada, con actores, serie de TV... todas boludeces al lado del producto original, que es el comic.