el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 7 de octubre de 2011

07/ 10: TRANSMETROPOLITAN Vol.6


Ufff… Más de un mes sin leer un comic de Vertigo! Ya me estaba por salir un tumor fecal en el cerebro! Ya empezaba a mirar con cariño los tomitos de Naruto y los afiches de Martín Redrado Diputado…
Ahora sí, estoy seguro de que estos episodios no los había leído nunca en la época en que coleccionaba Transmetropolitan en revistas. ¿Por qué? Porque me faltaba el primer numerito de los que recopila este tomo, el 31. ¿Por qué? Porque era el que se compraba toda la gilada que no seguía mes a mes la serie y entonces era difícil de conseguir. ¿Por qué se compraban este numerito? Porque era un punto de enganche, pensado para sumar nuevos lectores, y encima tenía páginas de varios dibujantes invitados, entre ellos Bryan Hitch, Frank Quitely y Eduardo Risso. Además se publicó en el 2000, justo cuando Warren Ellis se fue de The Authority, y muchos fans de esa serie se volcaron a las otras series del guionista, que eran essssta y Planetary, creo. Y por ahí también Hellblazer.
Lo cierto es que al leer este tomo descubrí material que para mí era 100% nuevo. El libro arranca con ese capítulo, el de los dibujantes invitados, que es un chiste largo: simplemente nos muestra cómo reacciona Spider Jerusalem frente al hecho de que es tan famoso que ya aparece hasta en películas porno, en dibujos animados y en todo el merchandising habido y por haber. Se podría haber contado lo mismo en 12 páginas. El segundo unitario funciona de epílogo a la saga brava, áspera, desalentadora, con la que cerró el tomo anterior. Spider se comió un garrón de aquellos y ahora encuentra la forma de dar vuelta la tortilla a su favor. También, se podría haber contado en 8 páginas, 10 a lo sumo. Y el tercer unitario es otra oda al chamuyo: 22 páginas para que las “Roñosas Asistentes” de Spider blanqueen por qué prefieren jugarse la vida laburando para él, en vez de renunciar y dedicarse a otra cosa, que es lo que haría cualquier adulto en sus cabales.
Menos mal que Ellis domina las artes del relleno y la estirada como pocos. En tooodas esas secuencias largas al pedo, o en las que no pasa nada, el guionista mete diálogos geniales, nos cuenta cosas acerca de cómo funciona la retorcida mente de Spider, revela más detalles fascinantes e inquietantes acerca de la vida en esta mega-metrópolis del futuro y baja línea acerca del periodismo y su relación con el poder. Como además salpica todo esto con un humor grosero, punzante y que no pierde efecto con la reiteración, uno se deja llevar y el trámite se hace placentero, aunque pase poquísimo. Y cuando pasa lo que tiene que pasar, está invariablemente bueno, así que se justifica la espera.
Como el tomo anterior, este cierra con una trilogía arriesgada: acá Spider toma la iniciativa sin medir los riesgos. Con los tapones de punta, dispuesto a matar, a cagarse a trompadas y a disparar su pistola que disrupta los intestinos, lleva adelante una investigación periodística brillante, un escrache irrebatible que pone contra las cuerdas a su principal enemigo, el presidente de los EEUU. Por supuesto, el ídolo comprende el costo de lo que está por hacer y se prepara para un cambio brutal en su status quo, que por supuesto no te voy a contar por las dudas de que no lo hayas leído. Que alcance con decir que es una movida osada, impredecible y que te deja pidiendo a gritos el próximo tomo, a ver cómo sigue la historia.
Por el lado del dibujo, Darick Robertson mantiene la calidad de siempre, y pilotea sin sobresaltos escenas realmente difíciles de dibujar. La trilogía (Gouge Away) tiene más acción y más violencia que las historias promedio de Transmetropolitan, pero eso no asusta a un tipo que había dibujado mucho comic de superhéroes en los ´90, cuando la machaca sanguinolienta estaba a la orden del día. Y de los invitados del primer episodio, el que más impacta es Risso (cómo no), al que el colorista Nathan Eyring potencia con un truco que no se podría haber usado para colorear ninguna de las otras secuencias del tomo.
Más que nunca, Transmetropolitan se convirtió en un comic de barricada, de lucha, de resistencia, de jugarse por los ideales hasta las últimas consecuencias y bancarse lo que venga. Hay piñas, garches, chistes alucinantes, un contexto de ciencia-ficción totalmente hipnótico, un montón de cosas que adornan el paquete. Pero acá lo importante es lo que viene adentro, lo que Ellis tiene para decir. Y lo que tiene para decir es una cátedra de honestidad, de compromiso, de verdad, memoria y justicia, que nos infla el pecho y nos inspira a todos los que alguna vez laburamos de periodistas. Muy, muy grosso.

5 comentarios:

Reznor dijo...

Igual, el mejor arco argumental (por lejos) es el ultimo, cuando spider derroca al gobierno de los usa. El cabron tendria que venir a darnos una mano a nosotros.

Andres Accorsi dijo...

No me cuentes el final, papá...

Batman dijo...

menos piola que vos eh, reznor, amigo. mandate a mudar.

rodrigo dijo...

Reznor, no soy un fundamentalista del spoiler, no me molesta que me cuenten algunas "puntas" de una historia. Pero mandarte así al final de un comic me parece personalmente una falta de respeto...

JORGE dijo...

macho... dejense de joder, esto salió hace como 10 años ¿de qué spoiler me hablan?