el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 4 de febrero de 2014

04/ 02: APPROXIMATE CONTINUUM COMICS

Este libro de Lewis Trondheim es más conocido como “Mis Circunstancias”, que es el nombre que le puso Astiberri cuando lo editó en España. La gran ventaja de la edición de Fantagraphics por sobre la de Astiberri es el precio: esta se consigue en oferta casi sin dificultad. Y además, cuenta con las traducciones del inolvidable Kim Thompson, un maestro para todos los que alguna vez nos interesamos por el mundillo de la edición de historietas y publicaciones aledañas.
En francés, este libro se llama Approximativement y se editó en 2001. Las historietas que reúne son bastante anteriores (1992-96, a ojo de buen cubero) y marcan el inicio de la vertiente autobiográfica de Trondheim, que persiste aún hoy en sus magníficas Les Petits Riens (Little Nothings en la edición yanki que reseñamos un par de veces acá en el blog). Acá las historietas no duran una sóla página, sino varias más, y además están realizadas en blanco y negro. La otra diferencia, quizás menos obvia, es que en Les Petits Riens el autor trata de hablar poco de su profesión y más de su vida privada: sus viajes, su vida familiar, sus hábitos hogareños... Acá también hay algo de eso (menos, porque todavía no habían nacido sus hijos) pero el dato de que Lewis es historietista tiene muchísimo más peso. Todo el tiempo lo vemos interactuar con sus colegas, hablar de dibujo, de otros autores, de los laburos que va colocando en distintas editoriales, de las exigencias de los distintos mercados... Approximativement funciona mucho mejor como un “backstage” de los otros álbumes de Trondheim, especialmente de La Mouche, su clásico mudo de 1995.
Me falta un dato importante y es que Trondheim decide contarnos su vida en clave de humor. Las anécdotas reales están “barnizadas” para acentuar sus aristas más cómicas o más patéticas, y además mezcladas con sueños, recuerdos de la infancia y momentos en los que el autor no muestra lo que sucede en el mundo real, sino lo que fantasea él en su fuero íntimo. Y además hay algo así como un mensaje, o por lo menos pareciera que Trondheim usa estas historietas como una especie de catarsis, para discutir ciertos temas consigo mismo, temas que hacen a su forma de relacionarse con la gente, con el laburo, con sus propias fobias, angustias y rayes. Al final, con 144 páginas de historieta a cuestas, el ídolo nos da a entender que todo esto le sirvió para aprender, para madurar, para pasar en limpio ciertas cuestiones.
Como hace años que sigo a Trondheim en su vertiente autobiográfica, los relatos en sí me sorprendieron poco. Me reí, me pareció alucinante ver en los roles secundarios a genios como Emile Bravo, David B., Patrice Killoffer o Dupuy y Berberian, pero todo estaba dentro de lo (más o menos) esperable. Lo que realmente no me esperaba era la calidad del dibujo. Esto está al mismo nivel, o un toquecito por encima, de lo que hacía Trondheim en los álbumes de Lapinot (que son de esta misma época) y mínimamente por debajo de su mejor nivel, que es el que logra a fines de los ´90 con Le Donjon y mantiene aún hoy.
A nivel narrativo, esto está a medio camino entre Les Petits Riens y los álbumes “aventureros”. Es decir, ni se zarpa con miles de páginas de uno o dos cuadros (y a veces tres o cuatro) con unos dibujos devastadores, ni te clava esas páginas de 11 o 12 cuadros en los que el dibujo apenas se ve. Approximativement tiene un formato muy parecido al del comic yanki y las grillas que elige Trondheim para armar sus páginas van para ese lado. Hay tres páginas de una secuencia alucinante (protagonizada por La Mouche), hasta las bolas de viñetas microscópicas, y una secuencia de una página en la que Emile Bravo narra una anécdota en 12 viñetas, pero se nota claramente que son recursos que utiliza Trondheim para controlar y ajustar mejor el tempo narrativo, no porque “se quedó sin espacio” para contar lo que quería contar. Y el dibujo, el grafismo en sí, está logradísimo, con personajes muy expresivos, un lenguaje corporal fluído y muy gracioso, la clásica línea “semi-tembleque” y un inmejorable equilibrio entre espacios blancos y masas negras.
Precursora en el género de la autobiografía, repleta de grandes momentos y con un elenco de personajes secundarios demasiado grosso para ser real, Approximativement parecía una obra menor, marginal dentro de la obra de Lewis Trondheim, pero terminó por pelar tantos hallazgos que se integró a la lista de títulos fundamentales de este genio del comic francés.

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